La valoración global que un invitado a una boda hará de la misma no solo se reduce al menú o a que se hayan divertido. La mayoría de las veces, la percepción total responde a pequeños detalles que ayudan a mejorar su experiencia. Aquí te contamos 6 de esos toques que harán de tu boda algo memorable:
1. ACORTA EL TIEMPO ENTRE LA CEREMONIA Y EL BANQUETE. Aunque es habitual en España que muchas parejas se casen en la iglesia y los invitados se vayan a tomar unas cervezas al bar durante dos o tres horas hasta que llega la hora de ir al restaurante o sala donde se celebra el banquete, por regla general los invitados agradecen que ese tiempo de espera sea lo más corto posible.
2. VARIEDAD DE OFERTA HOTELERA. Si has tenido el detalle de preocuparte por buscar alojamiento a los invitados que acudan desde fuera de la localidad donde te casas, es mejor que no hables solo con un hotel. Aunque pienses que a todo el mundo le gustará ese cuatro estrellas donde has reservado habitaciones, puede haber quien ande más justo de dinero y prefiera un dos estrellas. Es importante dar al menos dos opciones, para dos tipos de bolsillos.
3. BARRA LIBRE. Hay algunos trucos para hacerla más económica, pero es obligado ofrecerla. Todos los invitados cuentan con ella, y las fiestas suelen ser más animadas cuando la gente se achispa un poco.
4. DISCURSOS CORTOS. Ya sea durante la ceremonia o en los brindis del banquete, recuerda siempre las máximas “Menos es más” y “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
5. ESCOGE LA DISTRIBUCIÓN DE LAS MESAS CON TACTO. No te limites a distribuir a tus invitados por las meses agrupándolos matemáticamente según el grado de parentesco o el grupo de conocidos al que pertenecen. A veces, la variedad se agradece, y, para una invitada, pasarse la velada sentada junto a su ex novio, el que la engañó con otra, puede ser una tortura.
6. NO MARGINES A NADIE. Todo el mundo disfruta más de una boda cuando encuentra al menos a un par de personas en su mismo segmento demográfico con las que compartir charla e intereses. Si invitas a un único octogenario sin pareja en una boda repleta de veinteañeros, se aburrirá como una ostra.