El viaje de luna de miel es una de las partes más gratificantes de la boda. No importa si te vas a la otra punta del mundo o al pueblo de tus abuelos: sirve para desconectar de todo y desestresarse después de la ceremonia. Sin embargo, siempre conviene tener en cuenta algunos consejos básicos para evitar que el viaje en sí se convierta en una nueva fuente de estrés:
1. PLANIFICA CON TIEMPO. No es necesario que hayas decidido de antemano qué actividades haréis cada día de vuestra luna de miel, pero sí conviene que hayáis reservado y confirmado las reservas de vuestro destino (o destinos) y que tengáis al menos una idea aproximada de cómo queréis que se desarrolle vuestro viaje, si en plan tranquilo o lleno de actividades (siempre podréis cambiar de opinión sobre la marcha). Otro punto importante es dejar las maletas preparadas, para no agobiarte después de la ceremonia.
2. TÓMATELO CON CALMA. Nuestra recomendación es que paséis la noche de bodas en un hotel cercano al lugar de la ceremonia y partáis al día siguiente hacia vuestro destino de luna de miel. Salir de viaje justo después de la ceremonia puede resultar muy estresante, sobre todo porque las despedidas en las bodas pueden alargarse enormemente y tú estarás pendiente del reloj para que no se te escape el avión o el tren. De igual manera, es mejor que no os atéis con horarios y actividades en el destino que hayáis escogido al menos durante los dos primeros días: relajaos, investigad el entorno con calma y aclimataos; dejad el submarinismo y el trekking para más adelante.
3. CUÍDATE. Tras semanas de estrés, dietas extrañas, una boda emocionalmente agotadora y un largo viaje en avión, es normal que te sientas exhausta al principio (igual que puede sucederle a tu pareja, claro). Por eso, sobre todo los primeros días, es importante que durmáis suficientes horas, os alimentéis bien y no sometáis a vuestros cuerpos a demasiadas exigencias. Agotarse o caer enfermos puede estropear vuestro buen humor y fastidiaros todo el viaje.
4. SIGUE TU INSTINTO. No intentes controlarlo todo. En las bodas está bien cuidar cada detalle, pero en los viajes la cosa es diferente: muchas veces, las cosas más memorables suceden cuando te dejas llevar y curioseas sin rumbo por los lugares. Nunca sabes qué entrañable tiendecita, restaurante o rincón puedes descubrir si aparcas los planes y vagabundeas.
5. HABLAD. Si surge alguna discusión, no la aparquéis. Hablad de ello hasta que cada uno comprenda el punto de vista del otro, lleguéis a un acuerdo y hagáis las paces. Discutir forma parte de la vida matrimonial, y vale la pena perder media hora hablando y escuchando a cambio de quedar reconciliados y poder disfrutar del resto del viaje. La comunicación es la clave de una pareja (y un viaje) feliz.
6. RESPETAD VUESTROS GUSTOS MUTUOS. Si a tu pareja le van las actividades de deporte extremo y tú en cambio prefieres, por ejemplo, visitar lugares de interés cultural, repartíos el tiempo. Acompáñale en actividades movidas por la mañana y dedicaos a las culturales por la tarde. Lo importante es hacer las cosas juntos, hablar y compartir.
7. RESPETAD VUESTRAS LIMITACIONES MUTUAS. De igual manera, es posible que tú o tu pareja estéis agotados y el otro tenga ganas de marcha. En esos casos, siempre conviene dejar que la otra persona descanse y dedicarse a hacer alguna actividad individual (no pasa nada por que os separéis una o dos horas).
8. SÉ PACIENTE. Debes estar preparada para los imprevistos. Tómate con filosofía las contrariedades que puedan surgir y, sobre todo, sé muy paciente si el estado de ánimo de tu pareja (o el tuyo propio) no es radiante. Hay que comprender que, después de un año muy estresante, lleno de preparativos y obligaciones, el disponer por fin de unos días libres puede desencadenar una respuesta emocional imprevisible. No te tomes un pequeño problema a la tremenda.