Arthur Miller fue el tercer esposo de Norma Jeane Baker, mundialmente conocida más adelante como Marilyn Monroe (1926-1962). La famosa actriz se casó por primera vez a los 16, con James Dougherty, un joven de 21 años que se enroló en la Marina y fue destinado al extranjero. La relación no resistió la distancia ni el despertar de las ambiciones profesionales de ella, quien, descubierta como modelo, quería firmar un contrato con la 20th Century Fox que le exigía estar soltera, pues no deseaban una estrella embarazada. Así pues, se divorciaron tras cuatro años de matrimonio.
Más adelante, en 1954, a los 28 años, se casó con el célebre jugador de béisbol Joe DiMaggio, un hombre tímido y chapado a la antigua que no soportaba la continua explotación del lado sensual de Marilyn en las películas y revistas. El matrimonio solo duró 274 días, durante los cuales la actriz tuvo varios romances; el más famoso de ellos, con quien se convertiría en su tercer marido, el dramaturgo Arthur Miller, también casado por aquel entonces.
Miller, hijo de inmigrantes judíos polacos, era 11 años mayor que Marilyn y llevaba quince años casado con su novia del colegio, Mary Slattery, con quien tenía dos hijos. Fue autor de obras tan conocidas como ‘Muerte de un Viajante’ (1949) y fue perseguido durante la Caza de Brujas por sus simpatías comunistas.
En junio de 1956, después de que Marilyn terminara de rodar la película ‘Bus Stop’ y Miller se divorciara definitivamente de su esposa, ambos convocaron una rueda de prensa en la casa de Miller en Roxbury (Connecticut) para anunciar que iban casarse.
En cuanto los 400 periodistas asistentes se hubieron marchado, la pareja se escabulló hasta el Juzgado del Condado de Westchester, en la cercana localidad de White Plains, donde el juez Seymour Rabinowitz los casó en una ceremonia de apenas cuatro minutos, poco antes de las 19:30. Un primo del novio -Morty Miller- y su esposa fueron los testigos. Ni un solo periodista o fotógrafo apareció por allí.
La ceremonia religiosa, por el rito tradicional judío, se celebró el 1 de julio en la casa del agente de Miller, Kay Brown, cerca de la población de Katonah. La ofició el rabino Robert Goldberg y Marilyn fue llevada al altar por su maestro de actuación y gurú, Lee Strasberg. En el interior de los anillos figuraba la inscripción: “Now is forever” (“Ahora es para siempre”). Tan solo hubo 25 invitados en la boda. Poco después, los recién casados partieron a Londres, donde Marilyn iba a protagonizar la película ‘El príncipe y la corista’.
No fue un matrimonio feliz. No había pasado mucho tiempo después de la boda cuando Marilyn encontró el cuaderno de apuntes de su marido abierto sobre una mesa y pudo leer que él estaba decepcionado con ella, preocupado por que su propia creatividad se viera amenazada por aquella pobre niña abandonada, dependiente e impredecible con quien se había casado, y que lamentaba haberse casado. Según contó Marilyn a algunos amigos, también había escrito: “La única persona a la que siempre querré es mi hija”.
Aquel palo quedó para siempre atravesado en las ruedas del matrimonio, que se fue deteriorando irremisiblemente a lo largo de cinco años, hasta que, finalmente, se divorciaron en 1960.