Cuando preparamos una boda, queremos cuidar hasta el último detalle, pero siempre miramos el presupuesto por el rabillo del ojo para no excedernos. Todo lo contrario a lo que hizo el Príncipe de Abu Dabi Mohammed bin Zayed Al Nahyan a la hora de preparar la suya con la princesa Salama.
Corría el año 1981, y los padres del príncipe, hoy Emir, nadaban en la abundancia. No en vano gobernaban uno de los principales países productores de petróleo. Pero, cuanto más poderoso y rico eres, con mayor número de amistades tienes la obligación de cumplir. En el caso de la familia Al Nahyan, estimaron la cifra en 20.000, que se dice pronto.
Como no disponían de un lugar apropiado para acoger una ceremonia con tantos invitados, tuvieron que construir un estadio ex profeso para la ocasión. En total, se gastaron 76,3 millones de euros. Unos 3.500 euros (de la época) por barba. La celebración duró una semana entera -con todos los costes de alojamiento y comida correspondientes de los miles de invitados-, durante la cual la joven pareja recorrió a caballo cada pueblo del emirato dando de comer a los habitantes.
Los regalos de boda del príncipe para la princesa fueron entregados a lomos de una veintena de camellos enjoyados. Lo que ignoramos es si cada invitado entregó el usual sobre con su aportación para la nueva pareja, ya que, desde luego, la pareja no andaba escasa de liquidez.