Aunque no era el primer caso de boda entre un heredero a la corona y un plebeyo que se producía en la historia, sí fue la primera vez en que el plebeyo era el varón. El matrimonio de la Princesa Heredera Victoria de Suecia con quien había sido su entrenador personal, Daniel Westling, fue una noticia a nivel mundial por tan relevante detalle.
Daniel, hijo de un funcionario y una empleada de correos, conoció a Victoria en 2002, cuando se encargaba de su puesta a punto física. No tardaron en empezar a salir, aunque la familia de ella no veía con buenos ojos la relación. Debido a las presiones, en 2006 decidieron romper, pero a finales de ese mismo año, con el apoyo de sus amigos más cercanos, se reencontraron y retomaron la relación. Una vez el noviazgo fue oficial, empezaron a acudir juntos a numerosos actos de todo tipo hasta que, finalmente, el 19 de junio de 2010, contrajeron matrimonio.
La boda tuvo lugar en la catedral de San Nicolás de Estocolmo. La noche anterior se había celebrado un concierto en honor a los novios en el Concert Hall de la capital sueca. A la ceremonia asistieron más de 1.200 invitados, entre ellos representantes de todas las familias reales europeas. Cuando concluyó el rito religioso, los recién casados viajaron en calesa hasta el Palacio Real, donde se celebró el banquete nupcial -donde destacó la tarta, de 3 metros de altura, con 11 pisos y 250 kilos de peso-.
El vestido de Victoria fue diseñado por el sueco Pär Engsheden. Elaborado con seda duquesa satinada de color crema, tenía mangas cortas y el cuello vuelto hacia fuera, con la espalda en forma de V y un fajín que le ceñía la cintura, además de una cola de cinco metros. Sobre la cabeza lucía la corona de oro y perlas que usó su madre en su boda, exactamente 34 años antes, otro 19 de junio. Los zapatos que llevaba eran de la Maison Roger Vivier, confeccionados especialmente para ella y forrados con la misma tela del vestido.
Después de la boda de Victoria y Daniel, la popularidad de la realeza en Suecia se disparó, llegando a la cota del 70% de apoyo ciudadano. Pese a las reticencias iniciales por parte de la Familia Real hacia Daniel, este demostró con el paso de los años ser un buen representante de la monarquía y goza del respeto de todos en su labor.