La actriz Elizabeth Taylor (1932-2011) siempre tuvo una notable vena romántica. Creía en el matrimonio como pocas, y nunca se rindió en la búsqueda de su hombre perfecto. “Mis padres me enseñaron que, si te enamoras de alguien, y quieres mantener una relación amorosa con él, debes casarte. Supongo que estoy chapada a la antigua”, explicó en una entrevista acerca de sus ocho matrimonios.
La primera de sus bodas (a la que corresponde la foto de arriba) tuvo lugar en 1950, cuando solo sumaba 18 años. Aquella fue denominada por la prensa “la boda de las bodas”, dada la gran fama que poseía la actriz por aquel entonces gracias a algunas películas juveniles y a la riqueza de su prometido, Conrad ‘Nicky’ Hilton, heredero de la famosa cadena hotelera. Sin embargo, Hilton resultó ser jugador, bebedor y dominante, y se divorciaron en solo nueve meses.
La segunda boda de Liz se celebró en 1952. En aquella ocasión su esposo fue el actor inglés Michael Wilding, veinte años mayor que ella, en quien encontró un remanso de paz tras su tormentosa relación con Hilton. El matrimonio duró cinco años. Acabó en divorcio porque, según reconoció Liz después, ella se lo hizo pasar mal, ya que “probablemente no era lo suficientemente madura para él”.
En 1957, solo un mes después de divorciarse de Wilding, se casó por tercera vez; en esta ocasión, con el productor Mike Todd -famoso por producir “La Vuelta al Mundo en 80 Días”-. La desgracia quiso que Todd falleciera apenas un año después en un accidente de avión. Este fue el único matrimonio de Liz que no terminó en divorcio. En el siguiente vídeo podéis ver un repaso visual a los estilismos que lució en cada una de sus bodas:
El mejor amigo de Todd, el cantante y actor Eddie Fisher, consoló a la viuda. Un consuelo que acabó transformándose en relación amorosa y en escándalo, pues Fisher estaba casado por aquel entonces con la actriz Debbie Reynolds. Elizabeth Taylor se casó con él en 1959, y permanecieron juntos cinco años, hasta 1964.
Su quinto marido fue el gran amor de su vida (junto a las joyas, según ella misma). Su romance con el shakespiriano actor Richard Burton comenzó cuando ambos estaban aún casados con sus anteriores cónyuges, y se casaron ( boda a la que corresponde la foto de abajo) tan solo una semana después de que ella se divorciara.
Permanecieron juntos durante diez años, un periodo durante el cual Liz ganó peso para que no le ofrecieran papeles y poder dedicarse a su vida privada en detrimento de su carrera, pero aún así le siguieron llegando ofertas. Se divorciaron en 1974 y, aunque se volvieron a casar un año más tarde en una ceremonia celebrada en Botswana, finalmente rompieron nueves meses más tarde. Liz lo explicó así: “No puedes entrechocar una y otra vez dos cartuchos de dinamita y no esperar que exploten”.
Pese a sus seis bodas, Liz aún tenía ganas de más: apenas habían transcurrido seis meses desde su segundo divorcio con Burton cuando contrajo matrimonio con el senador republicano por Virginia John Warner. El matrimonio duró seis años, hasta 1982, pero la vida en Washington no era del agrado de Liz, quien entró en depresión, se refugió en el alcohol y acabó ingresando en la clínica Betty Ford para desintoxicarse.
Precisamente fue en aquella clínica, durante un nuevo ingreso mucho tiempo después, donde conoció a su último marido, un obrero de la construcción llamado Larry Fortensky. Se casaron en 1991 en el rancho Neverland, propiedad de Michael Jackson, uno de los mejores amigos de Liz. El matrimonio duró cinco años, aunque Liz mantuvo buena relación con él hasta que ella falleció, en marzo de 2011.