“La tira de la cinta”. Así es como se denomina a esta tradición, típica en muchos países, que consiste en meter varias cintas (tantas como amigas casaderas tengáis) dentro de la tarta nupcial, listas para que las mujeres solteras puedan tirar de una de ellas. Una de esas cintas estará enganchada a un anillo. Quien lo saque, será la próxima en casarse.
Obviamente, se trata de una tradición, una creencia popular que lo más probable es que no se cumpla, pero será divertido llevarla a cabo. Y quien saque el anillo, se lo queda. Tampoco hace falta que la novia realice un gran desembolso para comprar el anillo. Uno de plata sería perfecto: son elegantes, bonitos y están bien de precio.
En cuanto al resto de las cintas, todas tienen algo: normalmente dijes (que son joyas pequeñitas y cada una tiene un significado), aunque en algunos lugares optan por poner anillos de piedra o de coco, según hemos leído.
Otra opción consiste en unir las cintas a unas tarjetitas de rasca y gana. Algunas de las tarjetas tendrán un “No has tenido suerte” y en otras vuestras invitadas encontrarán un premio: como una sesión de masaje, un libro, un disco, un perfume… Lo que los novios decidáis. En este caso, si vais a prescindir del detalle del anillo, pueden participar todas las mujeres invitadas a la boda, casadas o solteras.
Existen otras muchas variantes a la idea de utilizar la tarta nupcial. El extremo de las cintas que tienen el anillo o los dijes pueden:
– meterse en un recipiente de cristal (una copa grande o un frutero, por ejemplo).
– unirse a una flor: imaginaos un ramo de rosas dentro de un jarrón (sin agua, claro) o de un saquito. Cada amiga tomará una flor para comprobar si le ha tocado la que está enganchada al anillo.
– dentro de un globo: las invitadas tendrán que pincharlo, claro, para saber quién fue la afortunada.
Como veis, hay muchas opciones, tantas como podáis imaginar vosotras mismas.