No es algo muy usual, pero si has tomado la decisión de compartir el día de tu boda con otra pareja, ya sean amigos íntimos o familiares, los resultados pueden ser tan especiales como los de una boda individual. Además, los costes se reducen notablemente. Sin embargo, hay una serie de detalles que has de tener en consideración:
Si para la planificación de una boda individual se recomienda comenzar al menos un año antes de la fecha escogida, en el caso de las bodas dobles este plazo se amplía hasta el año y medio. Ten en cuenta que cada decisión va a tener que ser consensuada por ambas parejas, y los cambios de opinión se multiplicarán por dos. Asimismo, ármate de paciencia y prepárate para dialogar y dialogar con la otra pareja.
Lo primero es, por supuesto, decidir la fecha, aunque, si habéis decidido casaros a la vez, muy probablemente ese punto ya lo tengáis decidido. Lo segundo, escoger el lugar de la ceremonia. Si ambas parejas profesáis la misma fe, aseguraos primero de que el religioso que va a oficiar el ritual está conforme con casaros al mismo tiempo. Buscad un lugar con la capacidad adecuada para acoger a los invitados de cada pareja.
Una regla que se suele usar para decidir qué pareja hará primero cada cosa (caminar hacia el altar, partir la tarta, el primer baile, etc.) es la de que sea la novia de mayor edad quien vaya primero. Sin embargo, la mayoría de las cosas las podréis hacer a la vez si así lo deseáis, basta con hablarlo antes y estar preparados (dos cuchillos para cortar la tarta al mismo tiempo, habilitar dos pasillos en el lugar de la ceremonia para avanzar al mismo tiempo por ellos, etc.).
Otro detalle muy importante es acordar el presupuesto desde el inicio y mantenerse fiel a él. Puede que a ti no te importe, en un momento dado, gastar algo más en la decoración, por ejemplo, pero quizá a la otra pareja no le venga nada bien el incremento del coste. A la hora de distribuir los gastos, se puede hacer al 50% o, si hay una cierta desproporción entre los invitados de cada parte, calcularlo proporcionalmente.
A la hora de decidir la lista de invitados, empezad por poner los familiares y amigos comunes y luego añadid cada pareja los vuestros propios. Las invitaciones también pueden ser conjuntas; un consejo para que queden bien es usar dípticos en los que los nombres de cada pareja vayan en su propia planilla, a la misma altura, para evitar que los nombres de unos queden por encima de los otros.
Para los detalles que regaléis a los invitados tened también en cuenta la especial dualidad del enlace: podéis regalarles un par de campanas plateadas, o un par de velas decorativas, por ejemplo. No es lo usual que en las bodas dobles los invitados hagan un regalo a cada pareja, solo uno a aquella a la que conocen. Si conocen a ambas, lo lógico es que se pongan de acuerdo con otro invitado para compartir el coste de hacer un regalo a cada una de las parejas. Es mejor que se lo comentéis a todos por adelantado.